La diabetes tipo 1, tipo 2 y la diabetes gestacional se consideran las tres mayores formas de diabetes. No obstante, la diabetes tipo 1,5 – Diabetes Latente Autoinmune en Adultos, LADA por sus siglas en inglés – suele ser omitida de esta lista, pese a tener mucha más prevalencia de la que te puedas imaginar. A continuación, te presentamos algunos datos que merece la pena conocer sobre la diabetes 1,5.
¿Cuántos tipos de diabetes existen?
La respuesta más común es: existen tres tipos predominantes de diabetes – la diabetes tipo 1, tipo 2 y la diabetes gestacional. No obstante, existe un cuarto tipo que probablemente no te resulte familiar: la diabetes tipo 1,5 o LADA.
Vamos a echar un vistazo rápido a las tres formas más conocidas.
Diabetes tipo 1
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, como la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide, lo que significa que el propio sistema inmune ataca al cuerpo. En el caso de la diabetes tipo 1, se destruyen las células beta del páncreas que producen insulina, la hormona que permite a la glucosa (azúcar) entrar en las células para darles energía.
Sin insulina, la glucosa permanece en el flujo sanguíneo y produce altos niveles de azúcar en sangre, lo que puede producir complicaciones como enfermedades oculares, del sistema nervioso, cardíacas, o hepatitis. Este es el motivo por el que el tratamiento principal para la diabetes tipo 1 es la insulina, que normalmente se inyecta con una jeringuilla, pluma de insulina o infusores subcutáneos continuos de insulina.
La diabetes tipo 1 se conoce normalmente como diabetes juvenil, y tiende a ser diagnosticada durante la niñez o adolescencia. No obstante, puede ocurrir durante la edad adulta – llegaremos a esto pronto.
Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2, al contrario de la diabetes tipo 1, no es una enfermedad autoinmune y las células productoras de insulina no se destruyen.
La resistencia a la insulina es un precursor de la diabetes tipo 2, lo que significa que la respuesta del cuerpo a la insulina empieza a debilitarse y la glucosa deja de ser absorbida como debería por las células en los músculos y el hígado.
Debido a que normalmente no muestra síntomas, no suele diagnosticarse a tiempo, lo que provoca que tampoco se trate, la resistencia a la insulina normalmente progresa hasta el punto de convertirse en prediabetes – normalmente también carece de síntomas – y después pasa a ser diabetes tipo 2.
Diabetes gestacional
Por último, existe la diabetes gestacional, la cual se da durante el embarazo, normalmente en la segunda mitad. Pese a que normalmente no muestra síntomas, se aconseja a las mujeres embarazadas que revisen sus niveles de glucosa en sangre cuando se encuentran alrededor de la semana número 26 del embarazo. El tratamiento incluye cambios en el estilo de vida y medicación que puede ayudar a reducir el riesgo de complicaciones, como que el bebé crezca más de lo normal, que podría llevar a complicaciones durante el embarazo.
Aunque la diabetes gestacional normalmente desaparece tras el parto, el riesgo de padecer diabetes tipo 2 en el futuro es mayor.
Esto son solo explicaciones breves sobre los tres tipos de diabetes más conocidos, pero igualmente, tener conocimientos básicos sobre estos tres ayuda a entender mejor el cuarto tipo de diabetes.
¿Qué es la diabetes tipo 1,5?
La diabetes tipo 1,5 se conoce como Diabetes Latente Autoinmune en Adultos, LADA, por sus siglas en inglés, o diabetes tipo 1 de lenta progresión.
Como ambos términos sugieren, la diabetes tipo 1,5 es muy similar a la diabetes tipo 1, tanto que ambas son enfermedades autoinmunes que destruyen las células beta encargadas de producir insulina. De hecho, algunos investigadores consideran a la diabetes tipo 1,5 como un subtipo de la tipo 1.
Un estudio reciente que investigó la composición genética de la diabetes tipo 1.5 encontró que “las señales genéticas más fuertes en LADA (tipo 1.5) se compartieron principalmente con las variantes establecidas que se sabe que están relacionadas con la diabetes tipo 1.”
Mientras que los mecanismos de la diabetes tipo 1,5 se parecen mucho a los de la tipo 1, puede llevar entre dos y seis años para que una persona tenga deficiencia de insulina y necesite un tratamiento con insulina. El progreso es mucho más lento que el de la diabetes tipo 1.
Durante este periodo, una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable pueden ser suficientes para controlar los niveles de azúcar en sangre.
El estudio también encontró evidencia de que las variantes de un gen (PFKFB3) relacionadas con el tipo 1.5 afectan el metabolismo, que es un marcador clave del tipo 2 en lugar del tipo 1.
Diabetes tipo 1,5: Similitudes y diferencias con la diabetes tipo 2
Aparte del impacto metabólico, la diabetes tipo 1,5 recuerda a la tipo 2 cuando se trata de los síntomas, los cuales incluyen sed excesiva, micción frecuente, pérdida de peso y visión borrosa.
La diabetes tipo 1,5 se da en personas mayores de 30 años. Aunque el grupo de edad más común para el diagnóstico de la diabetes tipo 2 es entre los 45 y los 64 años, la prevalencia de diagnósticos en adultos jóvenes está aumentando, por lo que la diferencia entre la edad típica de diagnóstico para estos dos tipos es cada vez más pequeña.
En un ambiente clínico, es fácil ver cómo una persona mayor de 30 años, que tenga los síntomas mencionados previamente, y cuyos niveles de azúcar en sangre sean elevados, puede ser confundida con la diabetes tipo 2. Especialmente si la persona encaja con el resto de factores de riesgo asociados a la diabetes tipo 2, como el sobrepeso, tener una presión arterial elevada y colesterol elevado.
Aproximadamente un 10% de los diagnósticos de diabetes tipo 2 son realmente tipo 1,5. Se cree que realmente este 10% puede ser hasta un 25% en personas diagnosticadas con diabtes tipo 2 entre los 25 y los 35 años.
Uno de los diagnósticos incorrectos más famosos fue el de la primera ministra británica Theresa May. Theresa May – que en el momento del diagnóstico era secretaria ministra de interior – fue diagnosticada con diabetes tipo 2 en 2013, con 56 años. Dos meses más tarde, cambiaron su diagnóstico al ver que no respondía al tratamiento.
El peligro de un diagnóstico incorrecto
Teniendo todo lo mencionado previamente, el nombre diabetes tipo 1,5 parece totalmente correcto, ya que la condición comparte características de la diabetes tipo 1 y la tipo 2, pero clínicamente se parece a la tipo 2.
Esta es una combinación peligrosa. Un estudio publicado en 2013 encontró que la mortalidad en la diabetes tipo 1,5 es tan elevada como en la tipo 2, independientemente de aquellas personas que tienen un perfil de riesgo favorable.
Investigadores atribuyeron los resultados de un control glucémico pobre en personas con diabetes tipo 1,5 en concreto. En particular, esto incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Mientras se llega a un consenso sobre el tipo de tratamiento ideal para la diabetes tipo 1,5, este será significativamente distinto al tratamiento típico de la diabetes tipo 2. Cambios en el estilo de vida y en la medicación, como la metformina, han demostrado tener un efecto positivo a corto plazo. No obstante, con el progreso de la enfermedad y el agotamiento de los niveles de insulina, pronto deja de ser efectivo.
La falta de un tratamiento efectivo resultará muy probablemente con un empeoramiento de los síntomas, que podrían incluso llevar a una cetoacidosis potencialmente mortal, la cual se produce por niveles de azúcar en sangre y cetonas excesivamente elevados. Los síntomas pueden llevar a que se realice un diagnóstico correcto, pero mientras tanto, se puede realizar un daño significativo.
Un tratamiento correcto desde el inicio ayuda a las personas que viven con diabetes tipo 1,5 a manejar correctamente sus niveles de azúcar en sangre y así mitigar el riesgo de tener complicaciones.
Esto también significa que las personas con diabetes tipo 1,5 pueden comprobar su estado por si pudieran tener otras enfermedades autoinmunes, ya que el hecho de tener una enfermedad autoinmune aumenta el riesgo de desarrollar otras. Por ejemplo, se ha descubierto que la enfermedad de tiroides está mucho más relacionada con personas que viven con diabetes tipo 1,5 que con personas con diabetes tipo 2.
¿Cómo se puede distinguir la diabetes tipo 1,5 de la diabetes tipo 2?
Este caso es la presentación típica de un diagnóstico incorrecto: un hombre de 36 años que fue diagnosticado con daibetes tipo 2 dos años antes. La medicación oral – metformina – no hizo efecto a la hora de controlar sus niveles de azúcar en sangre, además, estaba perdiendo peso y ambos niveles de presión arterial y de colesterol LDL estaban aumentando.
Los exámenes médicos revelaron niveles bajos de péptido C, un aminoácido que es liberado por las mismas células beta que producen insulina y son destruidos por los mecanismos autoinmunes de la diabetes tipo 1 y 1.5. Las personas que viven con diabetes tipo 2, particularmente en las primeras etapas, a menudo tienen niveles altos de péptido C, lo que refleja el aumento de la insulina que se produce para contrarrestar la resistencia.
Estas pruebas médicas también demostraron la presencia de anticuerpos – proteínas que el sistema inmune utiliza para atacar a elementos externos – que de manera errónea atacaban a las células normales. Estos anticuerpos son comúnmente la causa de enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 1,5. En este caso, los anticuerpos atacan al ácido glutámico decarboxilasa (GAD), una encima del páncreas que requiere funcionar como debe.
Se retiró la medicación oral del tratamiento y se incluyó la insulina, además, se le educó sobre la importancia de la nutrición – específicamente sobre la toma de carbohidratos.
En cuestión de cuatro meses, su control glucémico aumentó considerablemente, recuperó el peso perdido y mejoró su nivel de presión arterial, así como sus niveles de colesterol LDL. Su diagnóstico cambió al de diabetes tipo 1,5.
Si se hubiera realizado un diagnóstico correcto desde el primer momento, se habría logrado mejorar la calidad de vida del paciente durante los dos años que estuvo tomando medicación oral. También habría mitigado el riesgo de presión arterial y colesterol LDL elevados, siendo ambos posibles aceleradores de la aterosclerosis – la creación de placas en las arterias que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como ataques al corazón.
Los exámenes de péptido C y GAD son herramientas efectivas a la hora de diferenciar entre las formas de diabetes autoinmunes y la diabetes tipo 2. Esto es particularmente cierto cuando una persona diagnosticada con diabetes tipo 2 tiene una edad inferior a la edad común de diagnóstico y además, no encaja con el resto de factores de riesgo, como el sobrepeso o la falta de actividad física.
La concienciación e información sobre la diabetes tipo 1,5 es muy poca, especialmente cuando es considerada as tan común como la diabetes tipo 1.
Las buenas noticias es que las investigaciones que están llevando a entender la diabetes tipo 1,5 han aumentado significativamente en los últimos años, lo que solo puede ayudar cuando se trata de aumentar la concienciación.
Esto debería ayudar a reducir los diagnósticos incorrectos y ayudar a todo el mundo a recibir el tratamiento óptimo para su condición.
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