¿Es posible concebir con Hashimoto? Embarazo y tiroiditis

Hipertiroidismo e hipotiroidismo en el embarazo

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Lisa

Cuando no se cumple el deseo de tener hijos, es común estresarse y que la vida se vuelva patas arriba. La búsqueda de causas de infertilidad empieza normalmen­te con un sinfín de exámenes médicos y consultas que parecen no acabar nunca. Sin embargo, en ocasiones no se revisa la glándula tiroidea como posible causa de infertilidad. Las alteraciones en su funcionamiento normal como el hipertiroidis­mo y el hipotiroidis­mo pueden causar infertilidad, de hecho, con más frecuencia de lo que se cree. La enfermedad de Hashimoto es una enfer­medad tiroidea crónica que, a largo plazo, puede derivar en hipotiroidismo (baja actividad de la glándula tiroides), mientras que a corto plazo comúnmente causa hipertiroidismo (alta actividad de la glándula tiroides). Algunas de las manifes­taciones de Hashimoto son la apatía, el aumento de peso y la pérdida de cabello, así como otras más severas como trastornos menstruales, infertilidad y aumento del riesgo de abortos espontáneos. Por tanto, las mujeres que han sido diagnosti­cadas con Hashimoto deben consultar con su médico si planean tener un hijo.

Problemas de fertilidad de Hashimoto: las hormonas tienen la culpa

Para quedarse embarazada, las hormonas tiroideas L-tiroxina (fT4 o Τ4) y triyodotironina (fT3 o Τ3) deben estar en el rango normal. Estas hormonas influyen, entre otras cosas, en el ciclo y la ovulación, la función del cuerpo lúteo, la implantación del embrión y la función de la placenta.

Con Hashimoto, estas hormonas se salen de control. La enfermedad de Hashimoto es una enfermedad autoinmune que ataca las propias defensas del cuerpo, en concreto, el tejido tiroideo, lo que conduce a una inflamación crónica de la tiroides. A corto plazo, existe la posibilidad de que ocurra una tiroides hiperactiva, es decir, que la glándula segregue más hormonas de lo habitual. En general, dicha hiperactividad no es tan mala como la hipoactividad (baja actividad de la glándula), pero puede provocar complica­ciones durante el embarazo.

Si busca respuestas a la pregunta “¿Por qué no puedo tener hijos?”, es importante comprobar las hormonas y los anticuer­pos tiroideos anti-TG (TAK) y anti-TPO (MAK). Tener niveles muy altos de estos indica­dores es un síntoma de la enfermedad de Hashimoto.

Los siguientes valores también pueden indicar la presencia de Hashimoto:

  • Estradiol bajo
  • Deficiencia de progesterona
  • Niveles elevados de prolactina
  • Niveles elevados de testosterona

La infertilidad por Hashimoto no dura para siempre

La buena noticia para las personas con Hashimoto que quieren tener hijos es que existen ayudas y tratamientos dispo­nibles. Aun así, es necesario realizar algunos análisis médicos y considerar varias cosas.

No solo se debe tratar la hiperacti­vidad o hipoactividad que puede desarrollarse a través de Hashimoto. Dado que la enfer­medad autoinmune ataca al sistema inmunológico, el tejido tiroideo se inflama y se destruye cada vez más. Por eso es importante contener los ataques autoinmunes y no dejarlos pasar, ya que sería muy peligroso en el largo plazo.

Sin embargo, para tratar las alteraciones de la glándula tiroidea no es necesario tomar inmu­nosupre­sores o cortisona, que se utilizan para otras enfermedades autoin­munes. Aún no se ha confirmado su eficacia para la inflamación de la tiroides. Además, dichos medicamentos no están recomendados al intentar tener hijos o durante el embarazo.

Por ese motivo, mantener un estilo de vida saludable es muy importante para vivir mejor con enfermedades autoin­munes. El selenio y el zinc también se utilizan a menudo en el trata­miento de la enfermedad de Hashimoto porque tienen un efecto positivo en el sistema inmuno­lógico, alivian la inflamación y aseguran que se mejore la absorción y la eficacia de las hormonas tiroideas.

Hashimoto e hipertiroidismo: no siempre es necesario medicarse

Al principio, Hashimoto se expresa comúnmente en forma de hiperactividad en la glándula tiroidea, por lo que se liberan más hormonas. Para regular la cantidad de hormonas segrega­das, a veces se usan inhibidores de la hormona tiroidea como tiamazol o carbimazol si se quiere tener hijos. Si ya está embarazada, debe asegurarse de que la dosis no sea demasiado alta consultando con su médico.

Sin embargo, no siempre es necesario recurrir a los fármacos para tratar el hipertiroidismo. Es cierto que una tiroides hiperactiva, si es muy pronunciada, puede provocar abortos espontá­neos y partos prematuros o desprendi­miento de placenta y malformaciones en el niño durante el embarazo. Pero si la hiperactividad no es muy pronun­ciada, no suele ser necesario intervenir, ya que apenas existe peligro para la madre o para el bebé.

Tratamiento del hipotiroidismo y de Hashimoto

Otra posibilidad que se da con Hashimoto es que la tiroides tenga menos actividad de la habitual: esto se llama hipotiroidismo. Si esto ocurre, es importante restaurar los niveles hormonales normales en la tiroides y en los ovarios, ya que la glándula tiroidea no es capaz de producir suficiente cantidad de las hormonas T3 y T4. Para contrarres­tar esto, la glándula pituitaria secreta más TSH (hormona estimu­lante de la tiroides). Esto, a su vez, también hace que aumenten los niveles de prolactina, lo que puede inhibir la maduración de los óvulos e interrumpir el ciclo, provocando que la fertilidad se resienta. Para impedir esto, se recetan las hormonas tiroideas T4 (Eutirox, L-Tirosina, Levotiroxina) y en ocasiones también T3 (Triyodotironina).

Si el embara­zo ya ha comen­zado y se tiene hipotiroi­dismo (dentro del diagnóstico de la enferme­dad de Hashimoto), su médico podría recomendar la toma de yodo para asegurarse de que el bebé recibe las cantidades necesarias. Sin embargo, esta práctica solo puede realizarse en cantidades moderadas, ya que el yodo en exceso aumenta el riesgo de que la inflamación de la tiroides empeore y la glándula segregue más hormonas de lo normal. Aun así, el yodo no es peligroso si se toma bajo la supervisión de un médico.

Es importante tratar el hipotiroi­dismo durante el embarazo para prevenir consecuencias en el bebé. El crecimiento físico o del cerebro puede verse afectado, y en última instancia, estos cambios o atrofiamientos pueden afectar a la inteligencia del niño.

Levotiroxina para un embarazo sin complicaciones

Durante el embarazo, el cuerpo necesita más hormonas tiroideas. Se necesita más yodo para que la hormona del embarazo beta-hCG estimule la glándula tiroidea y esta produzca más T4. Sin embargo, con Hashimoto, no se puede garantizar que este proceso se desarrolle como de costumbre.

Si se detectan anticuerpos contra las proteínas tiroideas (TAK, MAK), la ingesta de yodo o levotiroxina puede ser útil, incluso con niveles tiroideos normales, para permitir un embarazo sin complicaciones. La administración de hormonas no es peligrosa para el feto.

Independientemente de si su Hashimoto se manifiesta en forma de hipertiroidismo o de hipotiroi­dismo, debe asegurar­se de que su endocrinólogo y ginecó­logo remen en la misma dirección para garantizar el mejor tratamiento posible y la seguridad del bebé. Incluso con la enfermedad de Hashimoto, es posible disfrutar de un embarazo sin problemas y cumplir el deseo de tener un hijo.


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